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500 _aResumen: En el diálogo Eutifrón ronda Sócrates por el Tribunal de Atenas, preocupado pro la acusación que en su contra se ha formulado de corromper las costumbres de su patria. Como en esta querella judicial se menciona la duda acerca de la existencia de los dioses, conversa Sócrates con Eutifrón, en torno de la vida religiosa, la piedad, lo santo y lo misterioso. En la Apología de habla de la defensa de Sócrates cuando tuvo que comparecer ante el Tribunal de Atenas. En esta obra Platón personifica a Sócrates con la filosofía: es el hombre que busca la verdad por la verdad misma; hace ver, en efecto, que la condición suprema del hombre es la libertad y capacidad de pensamiento; arguye que el juicio que lo condena a beber la cicuta es injusto; acepta que, en ocasiones, no se realiza el bien, que para él es consecuencia de un acto inteligente, racional, pero confía en que, a la larga, ningún mal puede dañar al hombre bueno, ora en la vid, ya en la muerte. En el Critón brilla la firmeza de carácter de Sócrates. Su caro amigo le ruega escapar de la prisión, alejarse de Atenas y vivir en otro lugar cualquiera. Sócrates se resiste. Hace ver que los ciudadanos han celebrado entre sí un contrato para construir el Estado, cuyo incumplimiento es una falta de lealtad política. En el Cármides se discurre sobre la virtud de la templanza; en el Laques el tema es la valentía; en el Lysis hablase de la amistad y de la posibilidad de su existencia. El Ion es un diálogo polémico. Allí se muestra la falta de crítica de los poetas y hombres de letras acerca de su arte. Los poetas y oradores ignoran de continuo en qué radica el mérito y valor de sus obras. ¿Cuándo y por qué son bellos un poema, un discurso, inclusive una acción? Tal es el tema fundamental de Hipias Mayor. Este diálogo asimismo tiene carácter polémico. Hipias, famoso sofista, discute con Sócrates en torno de aquel problema estético. El Protágoras ofrece las diferencias entre el método expositivo, verbalista, propio de este sofista, y el método dialógico, eurístico, de Sócrates, articulando a través de preguntas y respuestas. En el Gorgias discúrrese sobre el arte de la retórica. Este sofista trata de probar que la oratoria es medio adecuado para obtener un tema por demás interesante: trata del lenguaje y la comunicación entre los hombres. El Menón se vincula al Protágoras. Como éste, aborda el tema de la naturaleza de la virtud y la posibilidad de enseñarla. Pero pronto se introducen en el diálogo inéditos problemas. Pero sin linaje de duda, es el Teetetes el diálogo que mejor examina y más aborda en el concepto del conocimiento y de la ciencia. Tal vez en esta obra, además, exhíbase de manera inigualable el método socrático de filosofar, a saber: el arte de ayudar a dar a luz a la inteligencia, la mayéutica. El Teetetes se inicia discutiendo el pensamiento de que el saber, la ciencia, tiene su fuente sólo en la sensación, a tenor de las doctrinas. En el Symposio se discurre sobre las formas del amor. Hablase del alma humana, finita, confinada en el cuerpo, en su anhelo de superar el mundo de los hechos sensibles, en obsequio de una existencia bella y perfecta. Así surge el tema de la inmortalidad del alma, que viene a ventilarse en el Fedón. Este diálogo, de cierto, hace un vigoroso intento de mostrar, fundándose en la naturaleza de las Ideas, que el alma es inmortal. El Filebo, a su turno, ilumina los conceptos de placer y se Sumo Bien.
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