Resumen: En el corazón del centro histórico de la Ciudad de San Francisco de Campeche se yergue con sus esbeltas torres la Iglesia Catedral de la Inmaculada Concepción de María. A la vez sobria y hermosa, esta edificación religiosa desde sus inicios jugó un papel fundamental en la configuración de la traza urbana de la ciudad. Ha constituido y sigue constituyendo un punto de referencia obligado para quienes viven en la antigua Ciudad de las Murallas o llegan de visita. Ha sido también la inspiración perfecta del compositor campechano. En ella convergen fe, historia y arquitectura.
En cuanto baluarte de fe de un pueblo, ha sido la cuna donde muchos hombres y mujeres, sencillos o ilustres, han nacido a la fe católica y donde han recibido los sacramentos de la vida cristiana. En su interior y en su exterior se han celebrado grandes acontecimientos religiosos: la bendición en 1705, la solemne consagración en 1835, las fiestas de 1855 con motivo de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, la elevación a Catedral en 1895, la llegada del primer Obispo en 1896, el Congreso Eucarístico de 1950, la Misa conmemorativa del Centenario de la Diócesis en 1995, la consagración de dos Obispos en 1982 y en 1988, la toma de posesión de este servidor, etc. Bajo el pavimento de su presbiterio reposan los restos óseos de tres Obispos.
Símbolo de la grandeza del espíritu campechano, también ha sido testigo de la historia civil, del crecimiento urbano, del desarrollo económico, del nacimiento de nuevas generaciones, del acoso de los piráticos invasores, del levantamiento y caída de las murallas, de las transformaciones políticas y sociales, del surgimiento del Estado libre y soberano de Campeche, de las repercusiones de los conflictos armados de diferentes épocas, entre otros muchos sucesos desarrollados en estas tierras bañadas por las aguas mansas del Golfo mexicano, aguas cotidianamente coloreadas por crepúsculos dignos de la más delicada contemplación.