Resumen: Como lo dijo el destacado historiador español, Juan Manuel Zapatero, Campeche resalta entre todas las ciudades fortificadas de América como "la llave del comercio de la madera preciosa", ciudad fortificada que antes de serlo, sufrió en múltiples ocasiones los embates de los enemigos que, sin piedad ni consideración, asaltaron los hogares de sus moradores, saquearon sus haciendas, quemaron sus casas, edificios públicos y archivos y se llevaron a muchos de sus laboriosos habitantes para un doloroso y eterno cautiverio.
Ni las autoridades virreinales ni el lejano Consejo hicieron nada al respecto, anteponiendo los intereses del Estado a la seguridad y bienestar de los pobladores; objetaron e incluso prohibieron la construcción de una fortificación que, si bien hubiera proporcionado cierta seguridad, habría representado un peligro mayor si, sorprendida y ocupada por el enemigo, no hubiera podido ser reconquistada debido a la carencia de recursos y sobre todo, a la inexistencia de una fuerza armada disciplinada y capaz para tal empresa.
Librada al empeño y coraje de sus habitantes, la defensa de los intereses de la corona recaía en aquellos que, por voluntad propia y provistos de armas de su propiedad, exponían su integridad física y su vida para proteger las de sus familias y vecinos. Durante un siglo, la única fortificación que San Francisco de Campeche opuso a sus enemigos fue el coraje de sus pobladores, abatidos a veces, pero nunca vencidos, como lo muestra la historia de esta "llave" de las posesiones españolas de América.