Mariano Otero no es tan conocido por la mayoría de los mexicanos y poco estudiado por los historiadores, académicos y especialistas en las múltiples disciplinas que abarcó su obra. Esto resulta inexplicable considerando su popularidad en vida, pero sobre todo, sus importantes aportaciones a nuestro sistema político-constitucional que fueron fundamentales y definitorias para la construcción del Estado mexicano.
Es probable que su gran creación jurídica (junto con Manuel Crescencio Rejón), el juicio de amparo, eclipsara el resto de su pensamiento; un rico legado que trasciende a otras ramas de las ciencias sociales además del derecho como la política, la economía, la sociología, la administración pública y las relaciones internacionales.
En sus fugaces treinta y tres años de vida participó en hechos determinantes para la Nación durante la primera mitad del siglo XIX, después de consumada la independencia y cuando el país se debatía sobre la forma de gobierno que adoptaría, sin un poder político estable ni poderes públicos constituidos, sin administración organizada y con una hacienda pública quebrada, sin un ejército formado ni profesional, un país mayoritariamente rural con una reducida clase media, sin industria, comercio escaso y economía en ruinas e inmerso en convencionalismos y costumbres muy poco alentadoras para alcanzar un nivel de progreso aceptable. En suma, un país sin orden, sin ley, sin justicia.
En ese contexto, las múltiples expresiones políticas tensaban a la sociedad pugnando disyuntivamente hacia el liberalismo o el conservadurismo, el federalismo o el centralismo, la república o la monarquía, mientras el país vivía en amenaza constante de traiciones, asonadas internas e invasiones.

Contenido:
Volumen A estudio y ensayos
Volumen B Mariano Otero y la crisis del estado nacional.

Incluye bibliografía