Resumen: Este libro es la culminación de un trabajo iniciado en 1978, cuando un grupo de psicólogos clínicos, interesados en el tratamiento de familias en vías de divorciarse, se reunieron de manera informal para discutir sus casos. A medida que intensificaron sus esfuerzos por encontrar medios más eficaces de asistir a esas familias, aumentó el interés de la comunidad por su labor. Esto permitió un año después abordar una empresa mucho más ambiciosa: el Proyecto Familias en Divorcio, patrocinado por el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos. La perspectiva que en este libro se expone, entonces, deriva de observaciones clínicas y se apoya en los descubrimientos cuantitativos proporcionados por el estudio longitudinal en que consistió aquel Proyecto, que sigue los cambios estructurales y las fluctuaciones emocionales de 103 familias en vías de separación.
Algunos de los matrimonios que se divorcian no protegen a sus hijos del choque provocado por el conflicto entre los adultos y por la desorganización de la vida familiar. A éstos llaman los autores «divorcios difíciles». El divorcio difícil no es un fenómeno simple, sino que se manifiesta de muchas maneras. Pero cualquiera que fuere su manifestación, los autores se guían en su trabajo por estos cuatro principios: 1) la terapia debe centrarse en los esfuerzos en que se han de empeñar el padre y la madre para reorganizar sus relaciones recíprocas y con sus hijos; 2) el bienestar de los hijos debe ser prioritario; 3) la terapia debe tratar las realidades del divorcio y, en consecuencia, trabajará con subsistemas dentro de la familia; por fin, 4) la posibilidad de entrevistar conjuntamente a progenitores hostiles, con fines terapéuticos, si se controla el encuentro.
Este libro expone entonces los caminos previsibles, aunque críticos, en que las parejas suelen naufragar en la travesía del divorcio. Presenta una terapia para asistir a las familias atrapadas en las situaciones típicas del divorcio difícil. Esta terapia se basa en la convicción de que los padres pueden proteger a sus hijos y negociar entre sí pragmáticamente, en provecho de estos, a pesar del trauma que afrontan. Su primordial objetivo, en consecuencia, es que ambos progenitores continúen responsabilizándose por sus hijos. Para ello se ayuda a los miembros de la pareja a mejorar su relación como progenitores, contraponiéndola a su relación como cónyuges. No es fácil preservar aquella al mismo tiempo que se disuelve esta. El terapeuta ayuda a revertir los procesos de abdicación de la responsabilidad parental, percibidos con frecuencia en aquellas familias en vías de separación que incluyen adolescentes con problemas. Trata de prevenir las reacciones adversas que se observan en estos, como fracaso escolar, abuso de drogas, ideas suicidas, embarazo y aborto.
Acerca del interés de su trabajo, explican los autores: «A los colegas que actúan en el campo de la salud mental, les presentamos un método de trabajo con familias en vías de separación, orientado hacia los subsistemas y centrado en la reorganización. A los especialistas en ciencias sociales y educación, les ofrecemos más material sobre el modo de abordar en el plano familiar un importante problema de nuestra sociedad y sobre los caminos que llevan a obtener la intervención del sistema social más amplio —terapeutas, abogados, tribunales— para ayudar a las familias a resolver aquellos problemas que no logran superar por sí solas. Los abogados y jueces pueden extraer de nuestros estudios de casos ciertos conocimientos con respecto a algunos de los efectos que produce la intervención legal sobre los niños y los adultos. En cuanto a aquellas personas que están en trance de divorciarse, les ofrecemos la experiencia de nuestras familias; tal vez puedan aprender de ellas qué trampas deben evitar para sí mismas y para sus hijos».

Bibliografía: p. 299-300