Resumen: La serie numerosas de cartas de san Agustín completa su obra múltiple y varia. En ellas toca San Agustín las más diversas cuestiones. Dentro del tono epistolar, unas veces familiar y amistoso, mientras otras veces expositivo y doctrinal, resuelve el Santo problema, dudas asuntos que proponen, o sale al encuentro de herejes y falseadores de la doctrina de la iglesia.
San Agustín está en contacto permanente con todos los hombres insignes de su tiempo. Es el oráculo de la Iglesia. Sus Catas son el testimonio de que el era el adelantado mayor el interprete y defensor más genuino de la verdades de la fe y de la tradición. Muchas de esas cartas son verdaderos tratados apologéticos y dogmáticos, exegéticos y doctrinales, contienen, aparte de su gran valor ideológico, una infinidad de datos, de referencias y precisiones inapreciables para conocer la vida y las costumbres de su época.
El estilo de ellas es de gran riquezas léxicas y recorre todos los tonos, desde el más elocuente al más familiar y comunicativo, si no tuviéramos el arsenal copioso de sus obras, estas cartas bastaría por si sola para revelar ampliamente el genio portentoso, la sabiduría del Aguila de hipona.

Contenido: VIII. Cartas (1°) 1-123.-- XXX. Escritos antimaniqueos (1°) Las dos almas. Actas del debate con Fortunato. Réplica a Adimanto. Réplica a la carta llamada "del Fundamento". Actas del debate con Félix. Respuesta a Secundino