Resumen: El poeta es la ventana abierta de su propio mundo. Basta asumir el riesgo de mostrarse desde la entraña de la voz. Juan Pablo Rochín tiende el hilo de un poema largo aliento, en el límite del dolor y la memoria en fuga, merodeando el horizonte de su historia, develada poco a poco en el oficio de artesano, con un estilo dominado desde los primeros trazos. La palabra es aquí el pulso de la sangre, la lira que el corazón entona al amanecer de nuestros cuerpos en el eco nuevo de esa canción que en vez de apagarse se reinventa. La familia y sus caminos (el amor, la muerte y su derrota en la víspera de vida nueva) dan el testimonio del tesón de un poeta que campea los estilos y los tonos con la transparencia del caleidoscopio furioso de su aliento.