Resumen: En aquel lugar, bajo el silencio y la lluvia, ocurrieron las rosas. Tenía cierto cansancio el aire; se percibía en el instante un sentimiento de ausencia que parecía brotado de la lumbre lejana de los árboles.

Helena se puso de pie, Miró al sol que se escondía y, entendiendo la actitud del viento, echó a andar lentamente, sin volver la cara:

A pesar del desampara, era imprescindible hacerlo por el bien de los otros.

Con ella, fielmente, algún trozo herido del paisaje se marchaba.

Paris supo que no había retorno, y se quedo inmóvil, entre los arbustos húmedos, en sus ojos se adentraron los contornos líquidos de aquella silueta que se difuminaba y se iba volviendo una sombra.

Temblaba en la atmósfera, el incendio anegado de las rosas, como una premonición del estallido inobjetable del llanto.