Comentario del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México

Resumen: El ser humano siempre ha necesitado de un espacio físico conformado de muros y techo que le permitan sentirse resguardado y protegido contra las inclemencias del tiempo, de sus depredadores y enemigos, inclusive de su misma especie, y donde pueda dedicarse confiadamente a diversas actividades como descansar y alimentarse, entre otras.
En un principio las cavernas cumplían esta función, con las consecuentes incomodidades que ello representaba, con posterioridad, el conocimiento sobre el uso que podían dar a distintos materiales como la madera, las pieles, el barro. Después, con la combinación de distintos elementos como el mortero de cal, la arena y el agua, se creó el cemento o argamasa, que les permitió edificar viviendas más consistentes y ventiladas.
Sin embargo, este tipo de hábitat humano es un bien escaso, particularmente por el costo que implica su construcción o adquisición, por lo que con frecuencia es inaccesible para los sectores de escasos recursos, entre ellos la clase trabajadora. Por tal motivo, el Estado mexicano ha instrumentado medidas para facilitar la adquisición de estos inmuebles, por medio del otorgamiento de créditos accesibles, subsidios y otros apoyos, canalizados a través de organismos gubernamentales específicos.