Resumen: La diversidad cultural y social de una nación se refleja, naturalmente, en la escuela. Entre los alumnos hay diferencias sociales, económicas, culturales, lingüísticas, religiosas, de género, de capacidades o hasta de edad. Esto obliga a plantearse, no ya tanto qué y cómo enseñar, sino quiénes son los niños a los que se les está enseñando y cómo puede ayudárseles a lograr un buen desempeño. Se ha demostrado que el aprovechamiento escolar depende en buena medida de la clase de conexión que se establezca entre el hogar y la escuela. Ante el escaso o nulo adiestramiento que los maestros reciben para saber entender a familiar diversas, culturalmente distintas y probablemente con diferentes expectativas sobre la educación del niño, este libro busca contribuir a la formación en ese aspecto y mantener a los docentes actualizados en las estrategias que pueden emplear para conocer a sus estudiantes y entablar una comunicación productiva con las familias. Sólo con un entendimiento claro y un vínculo sólido entre casa y escuela alcanzan los niños niveles óptimos en su rendimiento académico y en su bienestar emocional.