Resumen: En 1949, Vicente Rojo (nacido en Cataluña en 1932) llega a México a reunirse con su padre, emigrado político, y muy pronto adquiere la nacionalidad. Para alguien de familia y convicción republicanas la España franquista no es sitio adecuado, por decir lo menos, y en Barcelona, Rojo se limita a comprobar su vocación (su voluntad) artística, estudiando cerámica y escultura. En México, se inscribe en la Esmeralda, que abandona pronto y, en un encuentro fundamental, conoce a Miguel Prieto, otro refugiado español, que fue director de la revista Romances, y quien, como tantos otros de la emigración, se incorpora a la industria gráfica, a cuya renovación contribuye ampliamente.
Prieto advierte las cualidades de Rojo, lo hace su ayudante en la Oficina de Ediciones del INBA, y lo incorpora a la dirección artística del suplemento México en la Cultura, que dirige arquetípicamente Fernando Benítez a principios de los cincuenta. México en la Cultura es la publicación por excelencia de la vanguardia crítica, la única que toma muy en serio, incluso con estrépito, el proceso artístico e intelectual.
Allí Rojo asimila la gran lección de Prieto, su maestro reconocido: muerte de Prieto en 1956, Rojo lo releva y, desde ese momento, su presencia resulta esencial en nuestra vida cultural, en el desarrollo del diseño gráfico y en la implantación de sus niveles de calidad.