Resumen: En gran parte, el mundo poético de Ramón López Velarde (1888-1921) surgió de la ciudad de Jerez, en el estado de Zacatecas, donde nació y pasó sus primeros años. La imagen de la tierra natal lo acompaño constantemente durante su corta vida, a través de las poblaciones donde vivió, y muchos de los temas reflejados en su obra mantuvieron siempre la frescura de su origen. En sus textos no sólo persiste la evocación provinciana del paisaje, de los jardines, de las calles, de las casas, de las habitaciones, de los muebles hogareños, sino también el recuerdo de la gente jerezana, figuras y símbolos que sobrevivieron en su imaginación. La fidelidad de esas evocaciones transparenta el punto de partida de su labor literaria y hace que se conserve en nuestras letras el sabor peculiar de la vida cercana, el placer de lo inmediato, la pasión por la tierra.

Eugenio del Hoyo reanima en sus páginas el universo con que el poeta enriqueció amorosamente sus escritos. Por sus capítulos desfilan las antiguas familias, las costumbres inveteradas, el fervor religioso, las ocurrencias de los varones, la belleza de las damas, el disfrute de los guisos locales, las manías de algunos jerezanos, todo contemplado y descrito con un hondo sentido de comprensión y de cariño por el terruño. El proceso histórico, la vida social, la situación económica y política de la época, las creencias religiosas, el anecdotario de sus habitantes, la experiencia cultural, son recogidos por la ágil pluma del autor a fin de reproducir con la mayor exactitud posible el ambiente de donde brotó la vocación literaria del autor de "La suave Patria".