Resumen: Enviada al desván por los autores neoclásicos de la segunda mitad del siglo XVIII, al considerar su poesía como demasiado gongorina y de poco valor, la obra de Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) durmió el "sueño de los justos" cerca de siglo y medio. Durante este tiempo, entre 1750-1895, las escasas líneas dedicadas a la monja de Nepantla señalaban su constancia e inteligencia, pero no le atribuían ningún talento ni genio poético.
La revaloración de la obra de Sor Juana inicia hacia 1900, a la par que se reconocía de nuevo la trascendencia de la obra de Góngora. En México, uno de los primeros en resaltar su admiración por la poetisa fue Manuel Sánchez Mármol, quien para justificarse omite toda influencia de "mal gusto gongorino" en Sor Juana.
Sin embargo, el mérito del redescubrimiento de Juana Inés de la Cruz corresponde a Amado Nervo, primer mexicano que en opinión de Antonio Alatorre se propuso como tarea concreta el dar a conocerla, y cuyo fruto fue este libro: Juana de Asbaje.
Publicada por ver primera en 1910, en Madrid, como contribución a los festejos del Centenario de la Independencia de México, esta obra de Nervo es la pionera en la historia del sorjuanismo, tan de moda en este siglo XX.