Resumen: Las novelas de Benito Pérez Galdós han sido aceptadas desde que se publicaron hasta nuestros días, con un interés muy desigual. Para algunas, el triunfo ha sido fácil, atrajeron inmediatamente la curiosidad del lector, la crítica se detuvo en ellas, las abordó desde todos los ángulos y se quedó en el mundo de la luz. Fortunata y Jacinta sería una de estas obras, tal vez el ejemplo más fehaciente del éxito indiscutible.
Otras, como Doña perfecta o la familia de León Roch, por citar sólo dos muy conocidas, han estado en el punto de mira, y siguen siendo objeto de las más contradictorias y apasionadas opiniones, aunque siempre en un primer plano de interés. Pero algunas otras creaciones galdosianas apenas y son acogidas, o se quedan en la penumbra, o reciben únicamente comentarios de censura. Podría citar, entre casos muy llamativos, lo prohibido, la incógnita y realidad, novelas de primer orden, cuya primera "falta" nace al compararlas con Fortunata y Jacinta, comparación totalmente inadecuada, ya que se trata de novelas de otra índole y de intenciones diferentes.
La trayectoria de El caballero encantado sigue un camino semejante. Narración que, por introducir elementos insólitos, fantásticos y sorprendentes, inesperados en un escritor catalogado como realista, ha sorprendido a los lectores que no aceptan un cambio brusco en un sendero bien definido.
"El caballero encantado y la razón de la sinrazón están fuera de la realidad contemporánea, fuera del mundo galdosiano, conforme lo vemos en obras anteriores" opinada Ricardo Gullón.