Resumen: El pueblo se lleno poco a poquito de recuerdos y mi mente de polvo. Al tiempo dejé de medirlo por el paso diario y en esa sabiduría de nadie, en especial lo voy viviendo por los cambios de estación. Como los vegetales. Hay que sentir muy hondo la soledad pa venirse a dar cuenta que los misterios tienen un orden establecido por los que nos dieron origen. Pero no nuestros padres recientes, sino los otros que creían que nadie es dueño de las personas porque se va de paso y no, la semilla de lo que viene ya pertenece a la tierra. Por eso nunca pelearon anda y agacharon al cabeza cuando aquellos desconocidos de pieles tan blancas y hablar chapucero como el mentado padre Lucas, los hipnotizaban con una cruz y les repetían hasta el cansancio la palabra paciencia ¡Paciencia hija, que el reino de Dios está cerca!