Resumen: La indiscreción, la urgencia y la inquietud esas artes del periodismo- han cumplido para este libro la vivificante tarea de traernos un López Velarde más verosímil y cordial. Rememorado por sus novias, sus parientes más cercanos y sus amigos de adolescencia y juventud, la tercera persona añade una dimensión externa, secular y cotidiana a las revelaciones de la obra. La peligrosa soltería que el poeta practico durante su vida como un juego mortal; el influjo de Géminis y su doble narcisismo; la extraña feminización de las nociones y la descoporización, nunca lograda, de la mujer; la obsesión por la paternidad y la corrupción de la carne, que parece reclamar una suerte de reproducción angélica; el laconismo de un estilo solicitado a la vez por el volumen, la sustancia y las agujas intelectuales; la sombra de la muerte por asfixia, que parece ahogar la respiración de sus versos y su prosa, son temas que resultan en este libro iluminados por un comentario circunstancial, un recuerdo movedizo, una anécdota privada.
Se nos ofrece, en fin el retrato de una mujer: Margarita Quijano, que hasta 1970 cumplía un habito medieval de llevar flores a las tumbas de Josefa los Ríos y Ramón López Velarde.