Resumen: María del Carmen Millán apunta que en Hombre en tempestad (1941) "se pueden ver las peculiaridades que son propias del autor tanto en sus novelas como en sus narraciones breves: su simpatía por los humildes, el estado en que se encuentran gracias a la ambición del poder de otros mexicanos". De los humildes, Ferretis destaca la actividad que los sujeta: el trabajo. Ejemplo de ello es el relato "Las abejas matan príncipes", en donde el panal sirve para mostrar las formas de la labor colectiva, las relaciones de producción y consumo y a los patrones y sirvientes para identificar las clases sociales que, en voz de una sirvienta, son "los que trincan y los que se dejan".
El texto que da título a hombres en tempestad contiene una moraleja que habla de la escala de valores de un campesino: "como qui un cristiano no cuenta lo qui un güey". Sin embargo, no todo es injusto y desesperado, pues la nota amorosa aparece en "hombres químicamente puros" y "el diablo hace ruido", mientras que en tono frívolo se encuentra en "los que viven del muerto". De manera similar al resto de su obra, en este volumen Jorge Ferretis no se ciñe al terreno demarcado del cuento sino que transita por las más dilatadas dimensiones del relato, al emplear distintos espacios, prolongados tiempos y varias acciones, lo que produce una forma narrativa abierta y espontánea.