Resumen: En una posada de Illescas, Leandro, un Personaje que sólo existe para ello, entera a Liseo y a su criado Turín y a nosotros de la necedad de su futura esposa, Finea, y de la inteligencia que tiene, en cambio, su hermana Nise. A partir de este momento, empieza la comedia. La maestría de Lope va a entrelazar sin fisuras las escenas hasta el desenlace esperando. La diversión está garantizada. Las palabras en boca de los personajes lopescos crean un espacio escénico, plasman un transcurrir temporal, y en ellos los sentimientos fluyen y se perfilan los personajes. Al espectador o al lector no le filan los personajes. Al espectador o al lector no le cabe mas que admirar el oficio del gran comediógrafo.
Como dice J.M. Díez Borque: Lope dio con el esquema, con la fórmula, comprobó su éxito en los corales y repetirla sistemáticamente será su labor como dramatrugo que permitirá, a la vez, la formación de una escuela que, tras posesionarse de la fórmula, puede producir, que no crear, comedias en colaboración.
El entusiasmo del público exigía esa repetición. Los personajes eran reconocidos en cuanto aparecían en escena y también sus funciones. El galán iba acompañado de su criado, la figura del donaire. La dama confesaba su condición. El decoro les obligaba a hacerlo y el público asistía al desarrollo de la trama sabedor de unos como señala F. Lázaro Carreter al analizar las funciones de la figura del donaire, la fuerza dominante de la comedia es la trama, motor que ponía en acción a esos seres que a menudo respondían a tipos teatrales de nombres cambiantes.