Resumen: En 1972 redacté una "Glosa a los mandamientos del abogado" del Jurista Eduardo J. Couture, que obsequié a una generación de estudiantes de derecho de la universidad de Guanajuato, que se graduaron en ese año. Consideré entonces que era muy importante para el abogado recordar los principios que deben regir su conducta, en el ejercicio de su profesión. Ha pasado el tiempo y ahora pienso más importante difundir los principios de Ética profesional para la abogacía, pues desgraciadamente, la corrupción que denuncié en marzo de 1976, cuando me separé del altísimo cargo de presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no ha desaparecido. Naturalmente los abogados, por sus actividades, son los que señala el público como más fáciles de seducir a las tentaciones de obtener dinero de manera ilícita. Hemos sido testigos de casos escandalosos en que funcionarios de empresas privadas o ex funcionarios públicos, han sido sujetos a proceso; también sabemos de muchos casos en que se ha vuelto regla común, en las oficinas de compras de cualquier institución, pedir comisión para preferir a un cliente en la colocación de pedidos; o de abogados que ocupando puestos judiciales reciben dádivas por activar un asunto, practicar una notificación o realizar un embargo, y al observar cómo la inmoralidad se extiende pavorosamente, pensamos que este librito podrá contribuir, aunque sea en forma modesta, a señalar camino y rectificar errores. Fundamentalmente nos interesa la juventud estudios, pues son ellos, los jóvenes, los que el día de mañana dirigirán todas las actividades sociales.