Resumen: Lo que se propone este trabajo es presentar un repaso de los objetivos planteados y de los resultados logrados. Más que una simple compilación de información y datos, se pretende hacer un ejercicio de autocrítica con la mayor objetividad posible, sin autocomplacencias, ni pálido derrotismo ni falso triunfalismo. El estado mexicano, su pueblo y su sistema de justicia merecen mucho más que eso.
No olvidemos que si bien se habla de los últimos cuatro años en el devenir del Poder Judicial de la Federación, antes de dicha reforma han transcurrido ciento sesenta y nueve años de evolución, a partir de la instalación de la primera Corte, y que todos los sucesos de ese amplio periodo tienen una especial relevancia como antecedentes de nuestro presente histórico.
Recordemos también que la función primordial de este poder es el control de la constitucionalidad, que encauce el desarrollo de la democracia y el Estado sometido al Derecho. El gobernado es cada día más consciente de sus garantías y derechos fundamentales, y no los acepta como simples enunciados teóricos o discursivos, sino como verdaderos postulados normativos, y que tiene a su disposición el juicio de amparo, verdadera herramienta para hacerlos valer con toda efectividad. Asimismo, los miembros autónomos del Estado mexicano, los factores formales del poder, representativos de su soberanía, y los diferentes niveles de gobierno, recurren cada vez con mayor confianza a la controversia constitucional y a la acción de inconstitucionalidad como medios para lograr un sano equilibrio en el ejercicio de sus atribuciones constitucionales. Todo esto es producto del azar, sino una consecuencia del fortalecimiento y la solidez de las instituciones encargadas de velar por la primacía y sujeción al Derecho.