Resumen: El Poder Judicial Federal se creó desde hace más de 150 años, en la Constitución Política de 1824 y, salvo breves interrupciones por secuencias políticas, se ha mantenido como uno de los tres poderes en que descansa el Gobierno de la República Mexicana, y se encuentra constituido por organismos que jerárquicamente podemos enumerar: Suprema Corte de Justicia, Tribunales de Circuito Colegiados y Unitarios- y Juzgados de Distrito.
Las leyes han señalado las atribuciones que corresponden a estos juzgadores y, según la Reforma de 1968, los Tribunales Colegiados quedaron como de última instancia para conocer determinada clase de asuntos. La amplia extensión de nuestro territorio obligó al Poder Judicial a establecer en los lugares más diversos y distantes, Tribunales de Circuito, y la falta de comunicación entre ellos había impedido, por un lado, el conocimiento reciproco de sus integrantes y, por otra parte, permitía la posibilidad de dictar fallos con tesis diferentes, y aun contradictorias, todo ello es perjuicio de la buena Administración de Justicia.
Conscientes de esta situación, los Señores Ministros que integran el H. Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aprobaron la iniciativa formulada por su Presidente, Lic. Euquerio Guerrero López, para convocar a la Primera Reunión de Magistrados de Circuito. Realizado este evento, se advirtió como primer efecto saludable, que se propició un conocimiento recíproco entre todos los Señores Magistrados, se intercambiaron opiniones jurídicas, se discutieron ponencias, llegándose a conclusiones que si bien tienen un carácter general, es explicable en razón de que se trata de la Primera Reunión de esta naturaleza.
Los Resultados de este encuentro que constan en documentos escritos- aparecen en las páginas de esta publicación, y sus efectos prácticos se advertirán con el correr del tiempo al constatar un mayor sentido de grupo y una más amplia coordinación entre todos los componentes del Poder Judicial Federal; Ministros, Magistrados y Jueces, quienes tienen la trascendental tarea, a veces incomprendida, de impartir Justicia y, también la de manejar la extraordinaria y mexicanísima Institución de Juicio de Amparo, tan justamente encomiada en el ámbito intenacional.