Resumen: México es un país marítimo que, paradójicamente, en su historia cometió el imperdonable error de volver las espaldas a sus mares. Desarticulamos nuestros puertos, agotamos nuestra marinas, tanto la mercante como la militar, y abandonamos nuestros recursos marítimos de tal manera que el pueblo mexicano no incluye en su dieta diaria elementos provenientes del mar. En lo administrativo y en lo político, los asuntos del mar los hemos encomendado absurdamente a una dependencia que trata los problemas militares, a la par que los problemas comerciales y todo lo referente a los recursos marinos. Hace poco tiempo se desgajó de esta dependencia, (Secretaría de Marina) la Dirección general de pesca, que fue agregada a la Secretaría de Industria y Comercio, donde resulta casi tan extraña como en la Secretaría de Marina.
Hace más de un cuarto de siglo que venimos clamando porque México se enfrente a sus deberes y sus derechos frente al mar; se creen los técnicos que el país necesita y se oriente la educación popular hacia el aprovechamiento de los recursos marinos, dado que la gran extensión de nuestros litorales (10,000 Km de costa) y los grandes recursos de nuestras plataformas continentales (con superficie de 500,000 Km2) nos aseguran la producción de elementos alimenticios suficientes para sostener una población varias veces superior a la nuestra, y para auxiliar con nuestras exportaciones marítimas a otros pueblos que lo necesiten.
Debemos, igualmente, recuperar nuestro tráfico marítimo evitando la salida de fletes que desangra la economía nacional.