Resumen:
La promulgación de la ley de títulos y operaciones de crédito - hecha el día de hoy - es un paso más, de extraordinaria importancia en el cumplimiento del actual programa hacendario del gobierno federal, en su parte relativa a la rehabilitación y al fomento del crédito en la república.
Reorganizado el Banco de México y circunscritas sus funciones a las de un instituto central, y en vigor ya la nueva ley general de instituciones de crédito - dictada con los propósitos esenciales de establecer en México las formas de crédito que sean adecuadas a las necesidades y posibilidades presentes y futuras del país, y de ajustar todo el sistema bancario a los nuevos métodos vinculados con el buen funcionamiento del banco central -, resultó imperiosa la necesidad, sentida desde mucho tiempo antes, de crear la estructura jurídica indispensable para la existencia de las operaciones y de los instrumentos exigidos en la nueva organización del crédito.
Nuestra legislación mercantil, en tanto puntos deficiente, lo es de un modo especial en materia de títulos y operaciones de crédito. Tanto desde el punto de vista económico como desde el estrictamente jurídico, el código de comercio presenta graves lagunas y adolece de numerosos defectos, a los cuales debe atribuirse, en buena parte, el raquítico desarrollo que el crédito y la circulación de títulos han tenido en nuestro país.