Resumen: La historia política de México ha tenido momentos de ruptura determinantes y uno de ellos fue el que se produjo entre julio de 1986 y diciembre de 1987, cuando un grupo de destacados miembros del PRI, bautizados como "la corriente democrática" pasaron de la discrepancia con las políticas generales del régimen al desacuerdo público y, por el creciente autoritarismo oficial, fueron llevados a la disidencia, luego al enfrentamiento y finalmente a la ruptura.
El conflicto que opuso a la corriente democrática con el gobierno mexicano conmovió a amplios sectores del país, al quebrantar una de las reglas "no escritas" del "sistema" y cuestionar la autoridad presidencial y sus prerrogativas discrecionales, abriendo así una brecha que se ahonda cada día. Los aspectos centrales de este conflicto permanecen más vivos que nunca en el debate político actual, pues el proceso está lejos de concluir. La escisión más importante en la historia del PRI sigue trascendiendo y, al vulnerar al sistema presidencialista y del Partido de Estado, ha confluido de modo significativo en el proceso de lucha por la democratización del país.
Desde la aparición en 1982 de su obra clásica El partido de la revolución institucionalizada, Luis Javier Garrido se constituyo en el estudioso más respetado en la materia. Su defensa radical de los principios de derecho la han convertido en uno de los críticos más consistentes y profundos, independientes y objetivos, del sistema político mexicano, Quién mejor que él para esclarecer, con la debida distancia, los varios sentidos de la ruptura y de los procesos consecuentes, como lo irá haciendo en la serie de ensayos titulada la intransición mexicana, a la cual pertenece el presente volumen.

Bibliografía: p. 201-217

Índice: p. 219-223