Resumen: Lejos de ser un atributo de filósofos y estadistas, el juicio político se encuentra en todas partes. Si se quiere que el lenguaje sea un medio de comunicación, ha de aceptarse con Wittgenstein que la comunicación entraña no tanto un acuerdo en las definiciones como en los juicios. De ahí que convencer. Con todo, este intento de persuasión no ces externo al juicio, sino que se halla inmerso en su propia razón de ser: una actitud legítima, hondamente humana, que devuelve a la política su naturaleza y su capacidad de interacción entre el conocimiento y la opinión. La política se transforma así en algo inherente a las intersubjetividades humanas del lenguaje, el debate, la naturaleza, la deliberación y el juicio.
Este libro, fundado en una exposición de la obra de Hannah Arendt, salva al lector de ese "pesimismo político" en el que a menudo se está a punto de caer, ya que no sólo constituye una poderosa reafirmación del pensamiento político sino que muestra, además, el contenido preciso de un concepto que aún carece de bibliografía y que repetidas veces se ha desdeñado como trivial.

Bibliografía: p. 279-285